11 Jan Article of the week

Ideales, realidades y amor
Vivimos ebrios de ideas e ideales, confundiendo vida y fantasía. Bajo su apariencia prosaica,
la vida, cualquier vida, es mucho más hermosa e intensa que la mejor de las fantasías. Mi compañera real, por ejemplo, es mucho más hermosa que la idea maravillosa que yo pueda hacerme de ella. Mi novela real es infinitamente mejor que cualquier novela imaginada, entre otras cosas porque esa novela imaginada ni siquiera existe. Cuesta mucho aceptarlo, pero nada hay tan pernicioso como un ideal y nada tan liberador como una realidad, sea la que sea. Lo bueno de la meditación es que, en virtud de mi ejercicio continuado, empecé a desechar de mi vida todo lo quimérico y a quedarme exclusivamente con lo concreto. Como arte que es, la meditación ama la concreción y refuta la abstracción. Quien abandona la quimera de los sueños, entra en la patria de la realidad.
Y la realidad está llena de olores y texturas, de colores y sabores que son de verdad. Claro que la realidad puede ser torpe o excesiva, pero nunca defrauda. Los sueños, en cambio, sí que nos defraudan. Más aún: la naturaleza del sueño, su esencia, es precisamente la decepción. El sueño siempre se escapa: es evanescente, inasible. La realidad, por el contrario, no huye; somos nosotros quienes huimos de ella. Hacer meditación es tirarse de cabeza a la realidad y darse un baño de ser. El amor romántico, por ejemplificar lo que afirmo, suele ser muy falso: nadie vive más engañado que un enamorado, y pocos sufren tanto como él. El amor auténtico tiene poco que ver con el enamoramiento, que hoy es el sueño por excelencia, el único mito que resta en Occidente. En el amor auténtico no se espera nada del otro; en el romántico, sí. Todavía más: el amor romántico es, esencialmente, la esperanza de que nuestra pareja nos dé la felicidad.
Sobrecargamos al otro con nuestras expectativas cuando nos enamoramos. Y tales son las expectativas que cargamos sobre el ser amado que, al final, de él, o de ella, no queda ya prácticamente nada. El otro es entonces, simplemente, una excusa, una pantalla de nuestras expectativas. Por eso suele pasarse tan rápidamente del enamoramiento al odio o a la indiferencia, porque nadie puede colmar expectativas tan monstruosas. La exaltación del amor romántico en nuestra sociedad ha causado y sigue causando insondables pozos de desdicha. La actual mitificación de la pareja es una perniciosa estupidez. Por supuesto que creo en la posibilidad del amor de pareja, pero estoy convencido de que requiere de una extraordinaria e infrecuente madurez. Ningún prójimo puede dar nunca esa seguridad radical que buscamos; no puede ni debe darla. El ser amado no está ahí para que uno no se pierda, sino para perderse juntos; para vivir en compañía la liberadora aventura de la perdición.
Autor: Pablo D´Ors (Sacerdote y escritor) Fuente: Texto extraído de su libro Biografía del silencio.
Foto: Unsplash
PALABRAS CLAVES:
Ebrios, prosaica, pernicioso, desechar, quimérico, refutar, colmar, insondables.
COMPRENSIÓN:
“Claro que la realidad puede ser torpeo excesiva pero nunca defrauda…los sueños en cambio si que nos defraudan”. ¿Qué quiere decir el autor del texto con esta frase?
¿Por qué el autor del artículo nos describe el amor idealizado y romántico como una estupidez?
OPINIÓN:
¿Qué opináis de la afirmación hecha por el autor sobre el amor romántico y la verdadera visión que nos da del ser amado?
¿Según el autor la vida es mucho más hermosa que la mejor de las fantasías? ¿Estáis de acuerdo con él? Justificad vuestra respuesta.
¿Qué opináis de esta frase extraída del texto: “Mi novela real es infinitamente mejor que cualquier novela imaginada, entre otras cosas porque esa novela imaginada ni siquiera existe”